Los sentimientos de tristeza y mal humor pueden llevar a las personas al abismo de sus vidas. Los trastornos del estado de ánimo pueden ser problemas graves que, en muchos casos, pueden requerir tratamiento psicoterapéutico y medicación de por vida. Si un trastorno del estado de ánimo clínicamente relevante no se diagnostica y no se trata de forma correcta y rápida, a veces puede ser demasiado tarde para quien lo sufre.
Gracias al progreso científico, la medicina moderna ha logrado arrojar algo de luz sobre la oscuridad molecular detrás de los trastornos del estado de ánimo. Por ejemplo, estudios recientes han revelado una estrecha conexión entre el estado de ánimo y ciertas sustancias mensajeras bioquímicas (neurotransmisores). En particular, los trastornos del estado de ánimo parecen depender en gran medida del nivel de catecolaminas en el cuerpo.
Las catecolaminas son sustancias extremadamente activas desde el punto de vista biológico, responsables de numerosas funciones corporales. Entre las catecolaminas más importantes se encuentran la adrenalina y la noradrenalina. Estas sustancias realizan la tarea específica de regular la función cardiovascular y el suministro de sangre a los órganos. La dopamina, un precursor de la noradrenalina y la adrenalina, es otra catecolamina conocida.
Además de sus funciones relacionadas con el corazón, la circulación y la presión sanguínea, la noradrenalina y la dopamina también desempeñan un papel importante en la transmisión de impulsos entre las neuronas. Por esta razón, estas catecolaminas también se denominan «neurotransmisores».
Mantener un equilibrio perfecto de catecolaminas en el cerebro es extremadamente importante. Cuando se producen alteraciones en el metabolismo de estos neurotransmisores, pueden producirse graves problemas de salud. En este sentido, los trastornos del estado de ánimo son solo un grupo de alteraciones que se remontan a un desequilibrio de neurotransmisores. Por ejemplo, un equilibrio alterado del neurotransmisor dopamina también está presente en el caso de la enfermedad de Parkinson.
Normalmente, las catecolaminas se forman en el cuerpo a partir de moléculas ingeridas durante la ingesta diaria de alimentos. Sin embargo, para muchas personas, la dieta diaria no es una fuente suficiente de las sustancias que forman las catecolaminas. Estas personas son únicas porque existen pequeñas diferencias bioquímicas en sus metabolismos.
En realidad, estas personas son casi «bombas de tiempo bioquímicas» porque su equilibrio de neurotransmisores se puede alterar en cualquier momento. Las diferencias bioquímicas en su composición pueden ser responsables del hecho de que es probable que estas personas desarrollen trastornos del estado de ánimo a lo largo de sus vidas.
La solución a la falta de sustancias constructoras de neurotransmisores en la dieta diaria es la suplementación. La sustancia madre más importante de las catecolaminas es el aminoácido fenilalanina.
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