El síndrome de fatiga crónica es un problema médico frecuente y complejo. Nuevas investigaciones sugieren que la salud intestinal puede ser importante para prevenir y tratar esta enfermedad.
Todas las personas han experimentado fatiga y agotamiento en algún momento. Sin embargo, para algunas personas se trata de una afección constante. El síndrome de fatiga crónica, también conocido como SFC, va en aumento y, sin embargo, sabemos muy poco sobre cómo prevenirlo o tratarlo. Según un nuevo estudio, la salud de nuestro sistema gastrointestinal puede ser un factor muy importante a la hora de desarrollar ésta y otras enfermedades autoinmunes.
¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
El SFC es una enfermedad en la que las personas se cansan fácilmente incluso con un pequeño esfuerzo físico o mental. Mientras que la mayoría de nosotros podemos recuperarnos de la fatiga con un breve descanso, las personas con SFC no se recuperan tan rápidamente. Sufren agotamiento durante días enteros. Además, las personas con SFC también presentan otros síntomas como dolor de cabeza, dolor crónico, aumento del tamaño de los ganglios linfáticos y dificultades con la memoria y las tareas cognitivas.
Estos síntomas pueden tener efectos debilitantes en la vida de una persona. Muchas personas con esta enfermedad son incapaces de mantener una carrera o incluso de realizar actividades básicas de la vida diaria. Se cree que en Estados Unidos hay más de un millón de personas que padecen esta enfermedad y, sin embargo, aún no disponemos de una prueba definitiva para detectarla, no sabemos por qué se produce y tenemos muy pocas opciones de tratamiento. La falta de comprensión ha hecho incluso que algunas personas crean que esta enfermedad “está toda en la cabeza de la persona”. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que podría estar todo en nuestro intestino.
Vínculos entre salud intestinal y enfermedad
Recientemente se han publicado muchos estudios sobre la importancia del microbioma intestinal, que consiste en las colonias de diversas bacterias que viven en el tracto gastrointestinal. Estamos empezando a darnos cuenta de que estas bacterias desempeñan un papel muy importante en nuestro organismo e incluso pueden ayudarnos a prevenir enfermedades. Aunque la presencia de bacterias en nuestros intestinos es necesaria y contribuye a nuestra salud, el equilibrio de estas bacterias es muy importante. Algunas bacterias tienen más efectos negativos que positivos y pueden crecer en exceso en condiciones inadecuadas, desplazando a otras especies más beneficiosas. Este desequilibrio de las bacterias intestinales puede ser el mecanismo que subyace al SFC.
Los investigadores analizaron los fluidos corporales de personas con SFC en busca de diferentes marcadores bacterianos y los compararon con los fluidos corporales de personas sanas. Los resultados fueron sorprendentes: Las personas con SFC tenían niveles más altos de bacterias patógenas, o no saludables, y niveles más bajos de bacterias beneficiosas. Y lo que es aún más sorprendente, los investigadores podían predecir qué personas padecían SFC simplemente buscando estos marcadores bacterianos. Los marcadores bacterianos también podían utilizarse para predecir con exactitud qué personas con SFC padecían también síndrome del intestino irritable, una enfermedad que suele coexistir con él.
Inflamación: ¿Una causa fundamental?
¿Cómo pueden las bacterias intestinales causar o prevenir una enfermedad como el SFC? Los investigadores señalan que las bacterias que se encuentran de forma desproporcionada en las personas con esta enfermedad son intrínsecamente inflamatorias. Esto puede causar diversos problemas, entre ellos el síndrome de intestino permeable. Los marcadores inflamatorios de estas bacterias están presentes no sólo en las heces, sino en el torrente sanguíneo de las personas que padecen esta enfermedad. La inflamación debilita las barreras entre el tracto gastrointestinal y el torrente sanguíneo, permitiendo que estas bacterias afecten a sistemas corporales muy alejados de los intestinos. Esto explica cómo las bacterias del intestino pueden tener un efecto tan inmenso sobre los niveles de energía y el organismo en su conjunto.
Este estudio presenta una posible forma de identificar una enfermedad que actualmente no cuenta con una prueba definitiva. Además, ofrece la esperanza de futuros tratamientos e incluso la prevención del SFC. Los médicos podrían colonizar nuestros intestinos con bacterias beneficiosas para desplazar a las patógenas. Además, la prevención de la inflamación intestinal parece ser una parte muy importante del tratamiento de esta enfermedad. Aunque estas terapias son todavía teóricas, la colonización del tracto gastrointestinal con “bacterias buenas” ya se está utilizando con éxito para tratar afecciones como la infección por clostridium difficile (C. diff). La respuesta a esta enfermedad debilitante puede ser tan sencilla como corregir el equilibrio de nuestro microbioma.
Mantener un microbioma sano
Los desequilibrios de las bacterias intestinales se han relacionado recientemente con diversas enfermedades, lo que lleva a muchas personas a preguntarse cómo pueden mantener un tracto gastrointestinal sano. Por desgracia, la dieta occidental moderna no favorece la salud del tracto gastrointestinal. Sin embargo, hay varias cosas que podemos hacer para mantener ese importante equilibrio. En primer lugar, es importante ingerir muchas de las bacterias beneficiosas que necesitamos. Podemos obtenerlas de alimentos probióticos como el yogur y los productos fermentados, pero también de suplementos probióticos. En segundo lugar, es importante comer alimentos que alimenten a estas bacterias y favorezcan su crecimiento, como los alimentos ricos en fibra. Por último, debemos evitar los antibióticos excepto cuando sean absolutamente necesarios. Los antibióticos suelen matar las bacterias buenas, mientras que las especies que causan enfermedades tienden a ser resistentes.
Mantener un tracto gastrointestinal sano es muy importante para llevar un estilo de vida saludable. Los desequilibrios del tracto gastrointestinal, especialmente los que afectan a las bacterias, se han considerado la causa de diversas enfermedades graves e incluso potencialmente mortales. Aunque puede resultar difícil mantener un microbioma equilibrado en la era de los alimentos procesados y los antibióticos, el esfuerzo puede compensarse con una vida más larga y saludable.