Una nueva investigación ha descubierto una relación hasta ahora desconocida entre las bacterias intestinales y la diabetes. Este reciente estudio saca a la luz la importancia de un microbioma intestinal sano para mantener niveles saludables de azúcar en la sangre, especialmente en la diabetes de tipo 2.
Diabetes de tipo 2 y resistencia a la insulina
La diabetes de tipo 2 suele ir precedida de una afección denominada resistencia a la insulina, que se produce cuando las células del organismo muestran una mayor tolerancia a la insulina, una hormona presente en el torrente sanguíneo. Como resultado, la insulina es incapaz de realizar su función crucial de regular los niveles de glucosa en la sangre.
En una persona sana, la insulina permite que la glucosa pase de la sangre a las células, donde se utiliza como energía, evitando que los niveles de azúcar en sangre se disparen. Esto es crucial porque cuando la cantidad de azúcar en la sangre es demasiado alta, puede dañar los tejidos y órganos. Sin embargo, en las personas con diabetes de tipo 2, este proceso se interrumpe, lo que hace que los niveles de azúcar en sangre alcancen niveles peligrosos.
Estudios anteriores han descubierto que las moléculas de grasa, o lípidos, producidas por las bacterias intestinales pueden incidir en los niveles de glucosa en sangre de manera positiva al influir en el eje intestino-cerebro, el sistema de comunicación vital que existe entre el cerebro y el intestino. En circunstancias normales, cuando comemos, la abertura del intestino delgado relaja sus paredes, acción que envía una señal al cerebro para que el hígado, el tejido graso y los músculos absorban la glucosa del torrente sanguíneo. Sin embargo, en la diabetes de tipo 2, este proceso se ve alterado porque el intestino delgado permanece contraído, lo que impide que la señal se transmita al cerebro.
Quienes estudian la relación entre las bacterias intestinales y la diabetes creen que los lípidos en la sangre producidos por los microbios “amistosos” del microbioma intestinal podrían ser la clave para revertir esta comunicación alterada entre el intestino y el cerebro y restablecer un metabolismo saludable del azúcar en la sangre.
Una nueva investigación relaciona las bacterias intestinales con la diabetes
En un nuevo estudio, realizado en el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, los investigadores trataron de saber más sobre cómo los lípidos promueven la comunicación entre el intestino y el cerebro a través del sistema nervioso entérico y por qué esta comunicación se inhibe en las personas con diabetes de tipo 2.
Los investigadores alimentaron a un grupo de ratones con hidratos de carbono que contenían fructooligosacáridos (FOS), nutrientes prebióticos presentes en muchos alimentos que favorecen el crecimiento de los microbios “amistosos” que producen lípidos. Otro grupo de ratones fue alimentado con una dieta que no contenía carbohidratos FOS. Descubrieron que los ratones con la dieta de FOS presentaban una mayor presencia de un tipo específico de lípido, llamado 12-HETE. El 12-HETE provocó una reducción de la contracción muscular, ayudando a aumentar la comunicación entre el intestino y el cerebro. Como resultado, estos ratones presentaban un intestino delgado menos rígido y niveles de glucosa en sangre más bajos.
Para comprobar sus resultados en seres humanos, los investigadores tomaron muestras del intestino delgado de diabéticos de tipo 2 y del intestino delgado de sujetos sanos. Descubrieron que los sujetos diabéticos presentaban una reducción significativa de los lípidos 12-HETE.
Los resultados sugieren que los futuros tratamientos de la diabetes de tipo 2 podrían consistir en aumentar la población de lípidos 12-HETE en la sangre. Mientras tanto, el metabolismo de la glucosa puede mejorarse potenciando de forma natural la salud del microbioma intestinal. Al ingerir más microbios beneficiosos, es posible potenciar los efectos que el microbioma intestinal tiene en el resto del cuerpo, incluida la forma en que se comunica con el cerebro.
¿Cómo se puede mejorar la salud intestinal de forma natural?
Adoptar una dieta más saludable
La forma más eficaz de mejorar la salud intestinal es ajustar la dieta. Además de comer principalmente alimentos de origen vegetal, se recomienda reducir el azúcar refinado, las grasas poco saludables y las carnes procesadas. Aunque la carne roja magra puede constituir una pequeña porción de cada comida, la mayor parte de cada comida debe consistir en frutas, verduras, frutos secos y semillas.
Tomar un suplemento dietético
Mientras que los prebióticos ayudan a las bacterias intestinales sanas a prosperar, los probióticos aumentan el número de bacterias en el intestino. Juntos, estos compuestos ayudan a mantener un microbioma intestinal fuerte y diverso.
Gestionar el estrés
Una de las formas en que el microbioma intestinal beneficia a la salud es apoyando al sistema inmunológico. Por desgracia, el aumento del estrés compromete el sistema inmunitario, lo que obliga a las bacterias intestinales a concentrarse en complementar la inmunidad en lugar de realizar otras funciones necesarias. Es posible evitar esta situación tomándose tiempo para relajarse y reducir el estrés. Esto se puede hacer mediante la meditación, el yoga, el ejercicio o la práctica de un pasatiempo que resulte agradable.
Dormir más
La razón por la que los médicos recomiendan dormir entre siete y ocho horas es que el cuerpo utiliza este tiempo para repararse. Esto incluye dar a las bacterias del intestino un periodo de inactividad para realizar sus funciones necesarias. Si se duerme menos de siete horas con regularidad, hay que intentar cambiar la ropa de cama por mantas y almohadas más cómodas. También hay que reducir el consumo de cafeína y apagar los aparatos electrónicos una hora antes de acostarse. Si se sigue teniendo problemas para dormir toda la noche, hay que consultar al médico.