Aproximadamente una de cada ocho personas sufrirá un trastorno del estado de ánimo a lo largo de su vida. Los afectados pueden experimentar una serie de síntomas emocionales y físicos. Las causas de los trastornos del estado de ánimo son variadas y complejas y están relacionadas principalmente con la predisposición genética, determinados factores psicológicos y cambios neurofisiológicos. Estos últimos se caracterizan por cambios en el equilibrio de ciertos neurotransmisores en el cerebro, es decir, las sustancias mensajeras necesarias para una adecuada transmisión de señales entre las células nerviosas. La serotonina es una de las sustancias mensajeras más importantes. Como la serotonina no puede absorberse a través de los alimentos, el organismo debe producir esta sustancia mensajera por sí mismo a partir de precursores o aminoácidos especiales. El precursor más importante es el aminoácido esencial triptófano. Se encuentra en el queso, el pescado, la carne, las legumbres, los cereales, los frutos secos y los huevos. Pero los espárragos, el puerro, la remolacha y el cacao también contienen mucho triptófano. A partir del triptófano se forma un primer producto de degradación, el 5-hidroxitriptófano.
Este aminoácido modificado también se encuentra como tal en ciertos tipos de plátanos, aves de corral, pero sobre todo en la judía negra africana, Griffonia simplicifolia, donde constituye el 20% del peso seco de la judía. En un paso enzimático posterior, la serotonina se produce finalmente a partir del 5-hidroxitriptófano.
Además de su efecto positivo sobre el estado de ánimo, la serotonina también influye en la dilatación de los vasos sanguíneos de los músculos y, por lo tanto, ayuda a mantener una circulación sanguínea normal y a garantizar un suministro óptimo de sangre a los músculos. En el cerebro, la serotonina tiene propiedades ansiolíticas y mejora el estado de ánimo. Si además se metaboliza durante la noche, se produce la hormona melatonina, que se asocia positivamente con el sueño.
Las vitaminas B3 y B6 (presentes en muchos alimentos de origen animal y vegetal) favorecen estos procesos, ya que contribuyen a que el triptófano se convierta principalmente en serotonina y no se metabolice a través de la vía alternativa de degradación de la cinurenina.
Todos estos nutrientes pueden contribuir a aumentar los niveles de serotonina en el cerebro y, por tanto, a mantener un estado de ánimo positivo. También pueden ayudar a regular el apetito y reducir la sensación de dolor.
Las semillas de la planta Griffonia contienen un 20 % del aminoácido 5-hidroxitriptófano, a partir del cual el organismo puede producir serotonina.
Si la ingesta de precursores de la serotonina a través de la dieta no es suficiente o existe una mayor necesidad, estos nutrientes pueden complementarse con complementos alimenticios especiales.
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