La preocupación por la salud de las articulaciones y los cartílagos tiende a aumentar con la edad y, por lo general, también se ve acelerada por factores como la obesidad y la falta de ejercicio. Los siguientes nutrientes son extremadamente útiles para favorecer el metabolismo articular:
Glucosamina: Se encuentra en los exoesqueletos de mariscos, pescados y en el cartílago animal. Es un componente del tejido conjuntivo, el cartílago y el líquido sinovial. La glucosamina se presenta en diferentes formas. La forma de sulfato (estabilizada con una sal mineral) es la más común. El cloruro de potasio también sirve para estabilizarla y, dado que la dieta moderna suele ser deficitaria en potasio, es adecuada para complementar ciertos alimentos.
Condroitina: Este nutriente se encuentra principalmente en alimentos como las ostras, los mejillones y la carne. Es un componente de los glicanos, que también son cruciales para la formación del cartílago. Su estructura básica contiene un aminosacárido, también llamado galactosamina. Confiere al cartílago articular su estructura y es responsable de su capacidad de retención de agua y de la permeabilidad a los nutrientes. Esta última es especialmente importante porque el cartílago no contiene vasos sanguíneos y sólo se nutre por difusión. Al igual que la glucosamina, la forma estabilizada de la condroitina también es un sulfato.
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