La L-carnitina es la forma biológicamente activa convencional de la carnitina que puede formar el propio organismo, aunque también puede encontrarse en los alimentos. Se forma a partir de los dos aminoácidos L-lisina y L-metionina. Entre los alimentos ricos en carnitina se encuentran la carne, las aves, el pescado y los productos lácteos.
La acetil-L-carnitina es un éster del aminoácido L-carnitina, que a su vez funciona como molécula transportadora de ácidos grasos a través de la membrana mitocondrial. Dado que es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, esta forma de carnitina se encuentra cada vez más en las células cerebrales, donde puede tener un efecto positivo sobre las funciones cerebrales. La mayor afluencia del ácido graso a las mitocondrias favorece positivamente el metabolismo energético del cerebro y de las células nerviosas, así como la producción de energía de todas las demás células del organismo.
Si la ingesta de acetil-L-carnitina a través de la dieta no es suficiente o hay un aumento de las necesidades, este nutriente puede complementarse con suplementos dietéticos especiales.
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