A lo largo de los primeros años de vida, los huesos van ganando densidad. Este proceso continúa hasta alrededor de los 35 años, cuando se invierte y los huesos empiezan a deteriorarse lentamente.
Osteoporosis peligrosa
Después de la menopausia, los huesos se debilitan a un ritmo aún más rápido. Esto hace que las mujeres posmenopáusicas corran un mayor riesgo de padecer osteoporosis, una enfermedad en la que la densidad ósea es tan baja que se corre un alto riesgo de sufrir fracturas. Las personas con osteoporosis pueden sufrir fracturas graves por caídas leves que no habrían dañado a alguien con una densidad ósea sana. La mayoría de las fracturas relacionadas con la osteoporosis se producen en la cadera, la columna vertebral y la muñeca. Las fracturas de cadera son las más peligrosas, ya que requieren cirugía y hospitalización.
Osteoponía: La precursora de la osteoporosis
Incluso las mujeres posmenopáusicas que no padecen osteoporosis en toda regla pueden desarrollar una afección menor conocida como osteopenia. La osteopenia significa que la densidad ósea es menor de lo que debería ser, pero no lo suficientemente baja como para constituir osteoporosis. Si le han diagnosticado osteopenia, debería ser una llamada de atención para que cuide su densidad ósea; de lo contrario, la osteopenia podría evolucionar a osteoporosis. Los estudios demuestran que 1 de cada 3 mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura debido a la osteoporosis.
La menopausia aumenta la pérdida de masa ósea en las mujeres
Existe una clara relación entre la menopausia y la osteoporosis. Durante la menopausia, los niveles de estrógeno descienden drásticamente, lo que provoca el cese del ciclo menstrual, así como los síntomas clásicos de la menopausia, como los sofocos. Después de la menopausia, los niveles de estrógenos se mantienen muy bajos durante el resto de la vida de la mujer. Son estos niveles bajos de estrógenos los que contribuyen al desarrollo de la osteoporosis. De hecho, se calcula que la mitad de la pérdida total de masa ósea de una mujer a lo largo de su vida se produce en los 10 años posteriores a la menopausia.
Cuanto más tiempo se tengan niveles bajos de estrógenos, más puede disminuir la densidad ósea. Por ello, algunas mujeres corren mayor riesgo de osteoporosis que otras. Por ejemplo, si experimentas una menopausia precoz (antes de los 45 años) o tienes antecedentes de periodos menstruales irregulares, tienes un mayor riesgo de osteoporosis y debes dar especial prioridad al cuidado de tus huesos.
¿Medicación para prevenir la pérdida de masa ósea?
Una forma de tratar y prevenir la osteoporosis es sustituir los estrógenos del organismo. Esto se hace con una medicación conocida como terapia hormonal sustitutiva, que también se prescribe para los síntomas moderados o graves de la menopausia. Su médico puede recetarle píldoras de estrógenos para prevenir la osteoporosis si tuvo la menopausia antes de tiempo, tiene huesos naturalmente pequeños, tiene antecedentes familiares de osteoporosis o si ya padece osteopenia, entre otras razones.
La terapia hormonal sustitutiva ya no se recomienda tanto como antes. Esto se debe a que las investigaciones más recientes demuestran que esta medicación conlleva algunos riesgos graves, como un mayor riesgo de cáncer de mama, ictus y coágulos sanguíneos. Hoy en día, sólo se recomienda su uso en los casos en que los beneficios superan a los riesgos. Por ejemplo, si padece efectos secundarios graves de la menopausia que ninguna otra cosa alivia, o si ha desarrollado osteoporosis, es probable que los beneficios de la terapia hormonal sustitutiva merezcan la pena.
Huesos sanos de forma natural
Si su caso no se complica por cosas como antecedentes familiares de osteoporosis, puede tomar medidas menos drásticas para prevenir la enfermedad, sin necesidad de terapia hormonal sustitutiva. Puede fortalecer los huesos haciendo ejercicio con regularidad, incluido el ejercicio con pesas. Se recomienda realizar este tipo de ejercicios de fuerza al menos dos veces por semana, quizá durante 20-30 minutos.
También es crucial consumir suficiente calcio y vitamina D. Las mejores fuentes de calcio son los quesos, las semillas de sésamo y tahini, las semillas de chía, las almendras, las sardinas, el salmón, la caballa, el tofu, las judías y las verduras de hoja verde. Las fuentes de calidad de vitamina D son las setas, el pescado, el marisco y los huevos.
Más allá de estos dos nutrientes, la dieta es importante para la fortaleza de los huesos. Una investigación publicada a principios de 201 en la revista Journal of Bone and Mineral Density descubrió que seguir una dieta antiinflamatoria reduce el riesgo de pérdida ósea y fractura de cadera en las mujeres. Una dieta antiinflamatoria es una dieta rica en fruta, verdura, pescado, cereales integrales y frutos secos. Este tipo de dieta contiene menos cereales refinados, almidones, azúcar, productos lácteos y carne roja que la dieta media estadounidense.
Las dietas antiinflamatorias también suelen ser ricas en ácidos grasos omega-3. Los efectos antiinflamatorios de este patrón de alimentación se deben a estos ácidos grasos, así como a los numerosos antioxidantes y nutrientes que se encuentran en las frutas y verduras. Adoptar este tipo de dieta puede reducir el riesgo de osteoporosis y beneficiar la salud de muchas maneras. Comer así puede reducir el riesgo de enfermedades cardiacas, disminuir los triglicéridos en sangre, reducir la presión arterial y prevenir afecciones inflamatorias como la artritis.
Cuidar sus hábitos de ejercicio y nutrición contribuye en gran medida a proteger su salud ósea y prevenir problemas futuros. Su médico también puede recomendarle que tome estas medidas si ya ha desarrollado osteopenia u osteoporosis. Si padece osteoporosis, consulte a su médico qué ejercicios puede realizar sin peligro.
Investigaciones recientes demuestran que someterse a un examen óseo por parte de un especialista podría revelar la magnitud de su riesgo de osteoporosis, por lo que si le preocupa su riesgo puede saberlo con seguridad con la ayuda de un profesional médico cualificado.