Si no le suministramos a nuestro cuerpo suficiente vitamina D, podemos estar exponiéndonos a un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Al menos, eso es lo que revelan los resultados de dos nuevos estudios. Aunque se nos advierte de que una exposición excesiva al sol aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel, parece ser que un sol demasiado escaso es igual de perjudicial. La vitamina D que nuestro cuerpo absorbe durante la exposición directa al sol tiene un efecto aún más positivo sobre nuestro organismo de lo que se pensaba.
Un estudio relaciona el bajo nivel de vitamina D con el cáncer
En el pasado, se recomendaba consumir suficiente vitamina D porque se pensaba que ayudaba al organismo a mantener un mejor nivel general de funcionamiento, reforzando el sistema inmunitario y otros sistemas biológicos. Sin embargo, investigaciones más recientes han descubierto que un buen aporte de vitamina D hace mucho más que eso. Los estudios han descubierto que una carencia de esta vitamina puede aumentar el riesgo de desarrollar Parkinson y enfermedades cardiovasculares, así como provocar un aumento de peso en determinadas personas.
Ahora, un nuevo proyecto de investigación en el que han participado expertos de diversas organizaciones ha analizado la relación entre los niveles bajos de vitamina D y el cáncer. En concreto, el estudio realizado por la Sociedad Americana del Cáncer, la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos analizó cómo afectaban los niveles de vitamina D al desarrollo del cáncer de intestino. También llamado cáncer colorrectal, el cáncer de intestino está casi tan extendido como el de piel y se espera que cause más de 50.000 muertes a finales de este año.
Éste no es el primer estudio que analiza la relación entre el cáncer de intestino y la vitamina D. En el pasado se realizaron varios estudios independientes. Algunas investigaciones confirmaron la existencia de una relación, mientras que otras no la encontraron. El nuevo estudio colaborativo se estableció para encontrar una respuesta definitiva. El nuevo estudio fue el más amplio de su clase, ya que reunió datos de sujetos de tres continentes diferentes. Del grupo, había 5.700 sujetos de prueba con cáncer colorrectal y 7.100 individuos en el grupo de control.
El estudio sí halló una conexión entre los niveles bajos de vitamina D y el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Los sujetos del estudio fueron evaluados a intervalos regulares, aproximadamente cada 5,5 años, y los que presentaban un nivel de vitamina D inferior al recomendado también tenían un 31% más de probabilidades de desarrollar cáncer de intestino. El riesgo no aumentó en los sujetos con niveles más altos de vitamina D. Aunque los resultados parecen indicar que la vitamina D desempeña un papel en el desarrollo del cáncer de intestino, Marji L. McCullough, coautora del estudio, afirma que estos resultados no deben interpretarse como una indicación de que unos niveles altos de vitamina D puedan prevenir realmente el cáncer colorrectal.
La correlación entre la vitamina D y el cáncer de mama
En otro estudio independiente sobre la relación entre la vitamina D y el cáncer, los investigadores querían ver cómo afectaba esta vitamina al desarrollo del cáncer de mama. El proyecto se llevó a cabo en la Facultad de Medicina de San Diego de la Universidad de California y consistió en analizar los resultados de dos ensayos clínicos, junto con los resultados agrupados de un estudio prospectivo de cohortes. Querían establecer una correlación entre los niveles de vitamina D y el riesgo de cáncer de mama.
El proyecto reunió a investigadores de la Universidad de California con otros de la Universidad de Creighton, la Universidad Médica de Carolina del Sur y GrassrootsHealth, una organización sin ánimo de lucro de Encinitas (California). Analizaron a 3.325 sujetos de ensayos clínicos y a otros 1.713 individuos del estudio de cohortes. El participante medio en el estudio era una mujer de 65 años sin indicios de cáncer en el momento de iniciar el estudio.
Entre 2002 y 2017, las participantes en el estudio fueron examinadas cada cuatro años. En los exámenes de seguimiento se analizaron los riesgos de desarrollar cáncer de mama en cada individuo y los niveles de 25-hidroxivitamina D (25(OH)D) en su suero sanguíneo, que es un biomarcador de vitamina D. La tasa de cáncer de mama se ajustó por edad, determinando una tasa de 512 por 100.000. El estudio descubrió 77 nuevos casos de cáncer de mama en los sujetos de la prueba.
Quienes presentaban una mayor concentración del biomarcador de la vitamina D en el suero sanguíneo tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar cáncer de mama. En concreto, descubrieron que los sujetos con más de 60 nanogramos por mililitro (ng/ml) del biomarcador de vitamina D en sangre tenían sólo una quinta parte del riesgo de desarrollar cáncer de mama que aquellos con sólo 20 nanogramos por mililitro del biomarcador en sangre. Aunque 60 ng/ml parece ser el nivel mínimo de vitamina D que deberíamos tener en nuestro organismo, la investigación también descubrió que los riesgos de desarrollar cáncer de mama seguían disminuyendo a medida que aumentaban los niveles de vitamina D.
Aunque la vitamina D parece desempeñar un papel importante en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, los investigadores esperan realizar más estudios para conocer mejor la correlación. Ya sabemos que unos niveles más altos de vitamina D pueden reducir los riesgos de desarrollar cáncer de mama y de intestino, pero eso no es lo mismo que sugerir que unas concentraciones elevadas de vitamina D pueden prevenir el cáncer. Futuros estudios podrían darnos una mejor idea de la cantidad de vitamina D que deberíamos tener en la sangre y podrían descubrir más sobre los vastos beneficios de esta vitamina milagrosa.