Aunque la mayoría de nosotros hemos oído a menudo el término osteoporosis, muchas personas no entienden del todo lo que implica esta enfermedad. La osteoporosis es una enfermedad degenerativa en la que la producción de hueso nuevo disminuye o se detiene por completo. A medida que envejecemos, nuestros huesos pierden densidad de forma natural, volviéndose más porosos; con la osteoporosis, la menor capacidad del organismo para producir nuevo tejido óseo hace que el hueso existente sea más débil y quebradizo.
Aunque los hombres pueden desarrollar osteoporosis, ésta afecta más comúnmente a las mujeres posmenopáusicas. Esto se debe a que el cuerpo de la mujer produce menos estrógenos al llegar a la menopausia, y los estrógenos son la hormona responsable de proteger contra la aparición de la enfermedad. A medida que el organismo experimenta una disminución del nivel de estrógenos en el cuerpo, se vuelve más susceptible a la pérdida de masa ósea. Dado que las personas con osteoporosis tienen huesos más débiles, también son más susceptibles de sufrir fracturas y otras lesiones óseas.
La osteoporosis es un problema creciente que afecta actualmente a 53 millones de personas en Estados Unidos. Uno de los motivos de que la enfermedad esté tan extendida es que las malas elecciones de estilo de vida, como fumar y llevar una dieta poco saludable, aumentan el riesgo de padecerla. Dado que la osteoporosis afecta a los huesos, hay pocos signos externos perceptibles de esta enfermedad, aunque se puede sentir dolor óseo o empezar a caminar con una postura encorvada a medida que la osteoporosis se desarrolla y empeora.
En la actualidad, la osteoporosis no tiene cura. Además de animar a los pacientes a hacer más ejercicio físico y a comer alimentos más sanos, los médicos suelen recetar fármacos para ayudar a prevenir la pérdida adicional de masa ósea. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que el bloqueo de receptores cerebrales específicos puede ser más eficaz para tratar la osteoporosis al aumentar realmente la masa ósea.
Estudios recientes podrían conducir a un nuevo tratamiento de la osteoporosis
Recientemente, investigadores de las Universidades de California en Los Ángeles y San Francisco han unido sus fuerzas para profundizar en la relación entre estrógenos y osteoporosis. Dirigidos por la Dra. Holly Ingraham, los investigadores examinaron cómo el cerebro utilizaba el estrógeno para afectar al metabolismo en distintas etapas del ciclo vital de un individuo. El grupo concentró sus observaciones en el hipotálamo, porque es la parte del cerebro que regula la relación entre el sistema endocrino y el sistema nervioso.
Trabajando con animales, los investigadores bloquearon los receptores de estrógeno en el hipotálamo para ver qué efecto tendría la falta de la hormona en el metabolismo. ¿El resultado? Los investigadores observaron que los animales se volvían menos activos y ganaban peso. Aunque esto no parezca sorprendente en un principio, el equipo se sorprendió al descubrir que el aumento de peso se debía en gran medida a un aumento significativo de la masa ósea. Sorprendentemente, en algunos animales, la masa ósea aumentó hasta un 800%. Además de aumentar la masa ósea, los investigadores descubrieron que también se multiplicaba la resistencia de los huesos.
El estudio examinó ratones que ya habían experimentado una pérdida ósea del 70% al inicio del estudio. Al negar el estrógeno al núcleo arqueado, la masa ósea se recuperó hasta en un 50% en esos ratones. Esto lleva al equipo de investigación a concluir que, aunque el estrógeno en el suministro de sangre favorece el crecimiento óseo, en realidad lo inhibe una vez que la hormona se expone al hipotálamo. Los investigadores confían en que las nuevas investigaciones conduzcan a nuevos tratamientos para la osteoporosis, sobre todo en mujeres posmenopáusicas.
Mantener unos huesos fuertes con estos cambios en el estilo de vida
Consumir suficientes proteínas
Los huesos se componen en gran parte de proteínas, por lo que una dieta baja en proteínas puede perjudicarle más que beneficiarle. Lo ideal es ingerir entre 0,8 y 1,0 gramos de proteínas por kilo de peso al día. Las mejores fuentes de proteínas son la carne roja procedente de ganado alimentado con pasto, el pescado recién capturado, los huevos, las aves de corral, los yogures, los quesos, los frutos secos, las semillas y las legumbres.
Hacer más ejercicio
Aunque las personas que padecen osteoporosis deben evitar los ejercicios que impliquen saltar y agacharse, el ejercicio con pesas puede ayudar a fortalecer los huesos. Actividades como caminar, nadar, yoga y pilates son ideales para ayudar a aumentar la fuerza y la masa óseas.
Prevenir caídas y otros accidentes
Si se ha empezado a experimentar pérdida ósea, ya se es susceptible de sufrir roturas y fracturas, por lo que es importante tomar medidas para evitar las caídas. Utilizar un andador o un bastón es una buena idea, pero también hay que asegurarse de utilizar barandillas siempre que se disponga de ellas. También puede ser una buena idea invertir en zapatos nuevos con suelas antideslizantes.
Más vitamina D
La vitamina D, el calcio, el magnesio, la vitamina K y el MSM son sólo algunos de los nutrientes que pueden ayudar a mantener los huesos sanos y fuertes.
Además de tomar un suplemento, hay que intentar pasar más tiempo al aire libre. Llevar un protector solar de buena calidad permitirá al cuerpo absorber la vitamina D sin exponerse a los efectos nocivos de los rayos UV del sol. Dado que la vitamina D es vital para unos huesos fuertes y densos, tomar el sol hasta 20 minutos al día puede contribuir a combatir la degeneración ósea.
Aunque todavía faltan algunos años para que aparezcan nuevos tratamientos contra la osteoporosis, hay cosas que se pueden hacer ahora para minimizar la degradación ósea. Básicamente, llevar un estilo de vida más activo y consumir más proteínas puede tener un gran impacto en la salud de los huesos. Incluso cuando se disponga de nuevos tratamientos, tomar decisiones más saludables sólo puede ayudar a aumentar la masa y la fuerza óseas, permitiendo mantener una buena calidad de vida durante más tiempo.