Muchos procesos neurológicos, como recordar respirar sin siquiera pensar en ello, se comprenden bien. Sin embargo, hay algunas áreas en las que la ciencia moderna apenas está empezando a descubrir la verdad. El sueño y la memoria son dos de ellos. Sabemos mucho sobre los aspectos básicos de estas dos importantes actividades, pero hay una miríada de detalles que no comprendemos del todo. Nuevas investigaciones sugieren que puede existir un vínculo entre estos dos misterios del cerebro.
¿Cómo se forman los recuerdos?
A primera vista, la memoria parece un proceso sencillo. Los seres humanos recuerdan un gran número de detalles, desde el nombre de sus hijos hasta cómo revolver un huevo. Sin embargo, hay un complejo mecanismo subyacente a la sencilla tarea de recordar. El primer paso es la adquisición de la memoria, en la que transformamos nuestras percepciones en un conjunto de sensaciones que pueden enviarse al cerebro. Esto ocurre principalmente en el hipocampo de nuestro cerebro y coloca cada recuerdo en la memoria a corto plazo. Si volvemos a encontrar la misma información una y otra vez, el recuerdo se consolida y se almacena en la memoria a largo plazo. En la consolidación, el recuerdo pasa del hipocampo al lóbulo prefrontal. La última etapa es el recuerdo, en la que recuperamos la memoria cuando la necesitamos.
No sólo hay distintas etapas en la formación de un recuerdo, sino que también hay distintos tipos de memoria. Cada uno de estos recuerdos se almacena de forma diferente y se procesa en momentos distintos. Por ejemplo, la memoria declarativa es la memoria de “sólo los hechos” y se procesa en las fases REM y de ondas lentas del sueño. Es el tipo de memoria que le permite recordar su dirección. La memoria procedimental es la memoria de cómo hacer algo, por ejemplo, cómo ir del trabajo a casa. También se procesa durante el sueño REM y el sueño de ondas lentas, aunque parece que se procesa en momentos diferentes durante estas fases del sueño. Dado que el sueño es importante a la hora de procesar estos dos tipos diferentes de memoria, tiene sentido que el sueño y la memoria estén relacionados de algún modo.
Un vínculo entre el sueño y la memoria
Varios estudios indican que existe una relación entre el sueño y la memoria. En un experimento se analizó la memoria después de una siesta. Las personas que tenían más sueño REM y niveles más altos de cambio en la actividad autonómica recordaban mejor un vídeo que habían visto ese mismo día. Curiosamente, el cambio en la actividad autónoma, como la frecuencia cardiaca, parecía predecir mejor las capacidades de memoria que la cantidad de sueño REM.
Mientras que el cerebro despierto está optimizado para recopilar información, nuestros cerebros dormidos parecen ser mejores para procesarla y almacenarla. Entonces, ¿cómo afecta a la memoria la falta de sueño, un trastorno que padecen millones de personas sólo en Estados Unidos?
¿Puede la falta de sueño afectar a la memoria?
No es de extrañar que la pérdida de sueño, ya sea por un estilo de vida ajetreado o por un trastorno del sueño, afecte intensamente a la memoria. Esto parece deberse a la consiguiente falta de consolidación de la memoria, el proceso de trasladar elementos de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Quien tenga la sensación de tener que buscar la misma información una y otra vez o no pueda recordar el nombre de un compañero de trabajo a pesar de verle con regularidad, puede que el problema sea la consolidación de la memoria (y, por extensión, la falta de sueño).
Las personas que no duermen lo suficiente no sólo no crean nuevos recuerdos, sino que tampoco recuerdan los antiguos. La investigación ha descubierto que el sueño puede afectar a la función del lóbulo prefrontal, y se ha descubierto que las personas que no duermen lo suficiente de forma regular presentan cambios en el lóbulo prefrontal. Casualmente, o no, estas personas también experimentan una disminución de sus recuerdos y empiezan a sufrir la pérdida de memoria que se observa en la demencia. El sueño puede ser uno de los factores más importantes a la hora de recordar los detalles y los hechos que conforman nuestra memoria y nuestra base de conocimientos.
¿Duerme lo suficiente? Si usted es como muchas personas en el mundo occidental, la respuesta es un rotundo no. Sin embargo, es posible que no se haya dado cuenta de que esto puede estar causando diversos problemas de salud mental y física. Dormir lo suficiente, tanto en calidad como en cantidad, no sólo es esencial para una función cognitiva y una memoria sanas, sino también para llevar una vida sana y feliz.