¿Intenta hacer más ejercicio, pero no se decide a “ponerse en marcha”? Los bajos niveles de un neurotransmisor común pueden ser los culpables.
Muchos estadounidenses se proponen hacer más ejercicio en Año Nuevo y ponerse por fin en forma. Sin embargo, cuando llega el 1 de enero, estos aspirantes a gurús del fitness se encuentran a menudo pegados al sofá. Si esta es su historia, no se sienta solo. Aunque más del 40% de los estadounidenses se hacen propósitos al comienzo del nuevo año, menos del 10% los cumplen. Nuevas investigaciones sugieren que los bajos niveles de dopamina pueden ser la causa de que tantas personas se sientan desmotivadas para hacer ejercicio.
¿Qué es la dopamina?
La dopamina es un neurotransmisor, es decir, una sustancia química que se libera para enviar diferentes señales al cerebro. Se fabrica a partir del triptófano, un aminoácido esencial que obtenemos de la dieta. El triptófano también se utiliza para producir serotonina y otros aminoácidos esenciales, por lo que el organismo tiene una gran demanda. Aunque sabemos mucho sobre la forma y la síntesis de la dopamina, el método de acción de esta pequeña molécula fue en su día uno de los neurotransmisores menos comprendidos -y más malinterpretados- del cuerpo humano. Los científicos creían que se liberaba como reacción al placer y la recompensa. Ahora sabemos que la dopamina no es tan simple. Esta sustancia química no sólo nos hace sentir placer, sino también motivación.
Las personas que tienen altos niveles de dopamina están lo suficientemente motivadas como para esforzarse por obtener una recompensa, lo que a su vez provoca la liberación de más dopamina. Esto crea un bucle de retroalimentación positiva en el que las personas acostumbradas a conseguir objetivos suelen tener la motivación necesaria para aspirar a cambios más positivos.
La dopamina y la motivación
Los niveles bajos de dopamina pueden tener diversos efectos negativos. Los defectos en la producción de dopamina pueden provocar la enfermedad de Parkinson, así como enfermedades mentales graves. Sin embargo, un nivel bajo de dopamina también puede tener efectos menos evidentes pero igual de generalizados. Las personas con escasez de este neurotransmisor pueden sufrir depresión y baja motivación. Cuando los investigadores eliminaron de las ratas la parte del cerebro que produce dopamina, las ratas se volvieron extremadamente inactivas y desmotivadas.
Tendemos a pensar que el ejercicio y otros cambios en la salud son cuestión de fuerza de voluntad. Sin embargo, la fuerza de voluntad no parece ser tanto una cuestión de carácter personal como de sustancias químicas cerebrales. Quienes se encuentran entre las decenas de miles de estadounidenses que se propusieron hacer más ejercicio y no lo cumplieron, pueden tener un bajo nivel de dopamina como causa de sus males. La dopamina baja puede estar detrás de su falta de motivación para hacer ejercicio, pero hay muchas formas seguras y naturales de aumentar sus niveles. Se pueden realizar algunos cambios sencillos que aumenten los niveles de dopamina y nos permitan realizar los cambios positivos que deseamos en nuestra vida.
¿Estamos desmotivados para hacer ejercicio? A continuación se explica cómo levantarse y ponerse en marcha.
Hay varias formas de aumentar la motivación para hacer ejercicio. En primer lugar, es importante planificar el día para que el ejercicio resulte más fácil. Hay que tener preparada la bolsa de entrenamiento y planificar el tiempo para hacer ejercicio en un día ajetreado. Además, se debe asegurarse de que el cuerpo disponga de los componentes básicos de la dopamina y otros neurotransmisores importantes para poder obtener la recompensa mental que se merece cuando por fin se llega al gimnasio o a la pista de atletismo. Seguir una dieta rica en el aminoácido triptófano, presente en diversos alimentos como las aves de corral y los huevos. A quien le resulte difícil obtener suficiente cantidad de este aminoácido en su dieta, debería plantearse tomar un suplemento que contenga triptófano. También puede consultar a un dietista para saber si su dieta le proporciona los elementos básicos para una salud física y mental óptima.
Por último, hay que dejar de culparse. Si uno se siente desmotivado para hacer ejercicio, es muy probable que el culpable sean los bajos niveles de neurotransmisores y no los defectos de personalidad. Muchas personas luchan por conseguir la motivación que necesitan para hacer cambios positivos en su vida. Una vez que haya comenzado el viaje, es probable que sus niveles de dopamina y serotonina aumenten en respuesta a la actividad positiva y al logro.
Muchas personas hacen propósitos de Año Nuevo que olvidan completamente en febrero. Sin embargo, no tenemos por qué formar parte de esta estadística. Si ingerimos los aminoácidos adecuados y nos proponemos llevar una vida sana, podremos superar las barreras que nos desmotivan para hacer ejercicio. Este año puede ser el comienzo de una vida más sana y feliz.