Las tasas de cardiopatías están disminuyendo en todo el mundo, al tiempo que aumentan en Estados Unidos. De hecho, las cardiopatías son responsables de casi una de cada cuatro muertes en EE.UU. Esto convierte a las cardiopatías en la principal causa de muerte prematura entre los estadounidenses, por encima del cáncer y de ciertos tipos de enfermedades respiratorias crónicas. Aunque llevar un estilo de vida saludable se ha convertido en una prioridad para más personas que nunca, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo un problema creciente.
Peligros y riesgos de las enfermedades cardiovasculares
Según un estudio reciente publicado por la Asociación Americana del Corazón, casi la mitad de los estadounidenses adultos padecen algún tipo de cardiopatía. Esta enfermedad puede dar lugar a diversas afecciones graves, entre ellas:
- aterosclerosis
- insuficiencia cardiaca
- infarto de miocardio
- derrame cerebral
- arritmia
- mal funcionamiento de las válvulas cardíacas
Afortunadamente, muchas personas han empezado a tomarse más en serio la salud cardiaca y han reducido su participación en comportamientos de riesgo. Por ejemplo, las tasas de tabaquismo son las más bajas de la historia, ya que cada vez son más los adolescentes que no adquieren este hábito. En el curso escolar 2015-16, se informó de que nada menos que el 95% de los adolescentes de entre 12 y 19 años no fumaban. En comparación, solo el 75% de los adolescentes del mismo grupo de edad declararon que no fumaban en el curso escolar 1999-2000.
Incluso la actividad física va en aumento, con más adolescentes y adultos jóvenes que hacen ejercicio con más frecuencia. En un estudio reciente, más de la mitad de los adolescentes estadounidenses declararon realizar ejercicios de resistencia moderada al menos tres veces por semana. Los adultos mayores también declararon hacer más ejercicio. El número de adultos con un estilo de vida sedentario se ha reducido en un tercio en la última década.
Las noticias no son del todo buenas. La falta de sueño va en aumento y tiene muchos efectos negativos en el organismo. En particular, la falta de sueño inhibe la capacidad del organismo para cicatrizar los vasos sanguíneos y procesar el exceso de azúcar en sangre. Cuando estos procesos se interrumpen durante un largo periodo de tiempo, la salud general del corazón puede verse comprometida, dando lugar a problemas en todo el sistema cardiovascular.
La obesidad y el sobrepeso también son factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Al perder horas de sueño, el cuerpo no es capaz de regular con la misma eficacia el uso de la grasa como fuente de energía. Combinado con una producción excesiva de insulina, esto hace que el cuerpo retenga más peso. Dado que el sobrepeso también afecta al funcionamiento cardiovascular, ésta es otra forma en la que la falta de sueño aumenta los riesgos de padecer cardiopatías y enfermedades relacionadas.
Consejos para mejorar la salud del corazón
Es posible controlar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares modificando el estilo de vida. Por ejemplo, cambiar a una dieta basada en plantas puede aportar las vitaminas y nutrientes necesarios para mantener sano el sistema cardiovascular. Además de consumir más alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, frutos secos y semillas, también es bueno cambiar a cereales integrales y carnes rojas magras. Eliminar los alimentos procesados que contienen azúcar añadido, grasas trans y conservantes artificiales.
Asegurarse de dormir lo necesario también ayudará a reducir los riesgos de desarrollar enfermedades relacionadas con el corazón. Si no se consigue conciliar el sueño, hay que eliminar la cafeína de las tardes y noches. También es recomendable apagar todos los dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse. En su lugar, se puede tomar un baño caliente, escuchar música relajante o practicar yoga. La capacidad de relajarse justo antes de acostarse mejorará la preparación para el sueño.
Una nueva prueba también puede contribuir a tomar medidas de precaución al detectar si se corre o no riesgo de desarrollar una cardiopatía. Esta innovadora prueba consiste en detectar una determinada proteína liberada por el corazón cuando el órgano sufre una lesión para determinar la probabilidad de que una persona desarrolle una cardiopatía más adelante.
La Dra. Christie Ballantyne llevó a cabo un estudio para determinar si esa misma proteína, llamada troponina, indicaría también los riesgos de enfermedad cardiaca en alguien sin el músculo cardiaco lesionado. La esperanza era que administrando el análisis de sangre a adultos y ancianos sanos se obtuvieran los mismos indicadores. Tras estudiar los resultados de las pruebas de 8.121 sujetos y comparar los niveles de troponina con sus riesgos de desarrollar una afección cardiovascular, el equipo de investigación sí encontró una correlación. La Dra. Ballantyne afirma que los resultados del estudio sugieren que el análisis de sangre puede utilizarse para predecir un futuro infarto de miocardio, ictus o insuficiencia cardiaca en un plazo de 10 años.
Además de dormir lo suficiente y comer bien, tomar ciertos suplementos dietéticos también puede ayudar a proteger el corazón y el sistema cardiovascular. En particular, un suplemento dietético que contenga calcio, ácido fólico y vitamina B puede proporcionar al organismo los nutrientes que necesita.